lunes, 28 de abril de 2008

Toíto Cai lo traigo andao


De algún modo sentí que toíto Cai lo traigo andao, uno se lleva de repende las manos a la cabeza siendo los pies los que tiene destrozados de caminar, son pasos que se dan con los pies pero vienen de más arriba, uno anda como buscando y como quiera que no encuentra continua hasta que se da cuenta de que el Sol ya cayó y todavía en resistencia particular acompaño un ratito más a las estrellas que ya se asoman desde los algodonales más y más oscuros cada vez mientras sigo esperando la Luna que no aparece, es hora de dejarlo ya para otro día.
Pero la búsqueda no termina, al menos no termina ahí, y sé que acabaré encontrando, pero seguramente ni siquiera entonces la búsqueda habrá terminado, sólo que hoy me dio por ahí...

TOÍTO CAI LO TRAIGO ANDAO

Ay! al revuelo de tu falda

qué fresquito es el verano

dame tu boca de limonada

y cura mis labios que están quemados


Ay! qué me importa a mí el levante

si nos vamos por la orilla

yo vivo el sueño del navegante

y sueño que te llevo la sombrilla


Y a la magia de las velas

no hay estrella que te iguale

cuando la sangre se desordena

atrapa mi corazón que se sale


Y en las cumbres de tu cuerpo

se enreda toda la luna

y más allá ya todo es incierto

bendita verdad si tú te desnudas


Ay! toíto Cai lo traigo andao

desde El Puerto hasta Azahara

tengo la fiebre del alunao

sería el delirio si me besaras


Ay! toíto Cai y lo que queda

me lo traigo cavilao

que ya no hay brisa sin tu melena

qué rica la sombra que hay a tu lao

qué rica la sombra que hay a tu lao


Tú, pero tienes la costumbre

de poner agua por medio

dónde está el faro que a ti te alumbre

y dónde la isla de tu misterio


Y de repente ya te has ido

más allá del rompeolas

sola en la tierra y en la mar sola

no sé si te tengo o si te he perdido


Ay! toíto Cai lo traigo andao

desde El Puerto hasta Azahara

tengo la fiebre del alunao

sería el delirio si me besaras


Ay! toíto Cai y lo que queda

me lo traigo cavilao

que ya no hay brisa sin tu melena

qué rica la sombra que hay a tu lao

qué rica la sombra que hay a tu lao

qué rica la sombra que hay a tu lao

qué rica la sombra que hay a tu lao


Javier Ruibal



El Puerto de Santa María, a 28 de Abril de 2008.

miércoles, 23 de abril de 2008

¿Encontraría a la Maga?


DEL LADO DE ALLÁ

¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo
por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y
olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada
se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces
detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la
calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la
Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual
era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la
misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el
tubo de dentífrico.
Pero ella no estaría ahora en el puente. Su fina cara de translúcida piel se
asomaría a viejos portales en el ghetto del Marais, quizá estuviera charlando con
una vendedora de papas fritas o comiendo una salchicha caliente en el boulevard
de Sébastopol. De todas maneras subí hasta el puente, y la Maga no estaba.
Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros
domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en
París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max
Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aun así no nos
buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la
terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier
patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos
para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un
silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse
tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas,
Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un
barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque
lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste
muchísimo, sobre todo para meterlo en las costillas de la gente en el metro y en
los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pintos o en un
dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche, y aquella tarde cayó un
chaparrón y vos quisiste abrir orgullosa tu paraguas cuando entrábamos en el
parque, y en tu mano se armó una catástrofe de relámpagos fríos y nubes negras,
jirones de tela destrozada cayendo entre destellos de varillas desencajadas, y nos reíamos como locos mientras nos empapábamos, pensando que un paraguas
encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque, no podía entrar
en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda; entonces yo lo
arrollé lo mejor posible, lo llevamos hasta lo alto del parque, cerca del puentecito
sobre el ferrocarril, y desde allí lo tiré con todas mis fuerzas al fondo de la
barranca de césped mojado mientras vos proferías un grito donde vagamente
creí reconocer una imprecación de walkyria. Y en el fondo del barranco se
hundió como un barco que sucumbe al agua verde, al agua verde y procelosa, a
la mer qui est plus félonesse en été qu’en hiver, a la ola pérfida, Maga, según
enumeraciones que detallamos largo rato, enamorados de Joinville y del parque,
abrazados y semejantes a árboles mojados o a actores de cine de alguna pésima
película húngara. Y quedó entre el pasto, mínimo y negro, como un insecto
pisoteado. Y no se movía, ninguno de sus resortes se estiraba como antes.
Terminado. Se acabó. Oh Maga, y no estábamos contentos.
¿Qué venía yo a hacer al Pont des Arts? Me parece que ese jueves de
diciembre tenía pensado cruzar a la orilla derecha y beber vino en el cafecito de
la rue des Lombards donde madame Léonie me mira la palma de la mano y me
anuncia viajes y sorpresas. Nunca te llevé a que madame Léonie te mirara la
palma de la mano, a lo mejor tuve miedo de que leyera en tu mano alguna
verdad sobre mí, porque fuiste siempre un espejo terrible, una espantosa
máquina de repeticiones, y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de
pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas
verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y
despedidas y tickets de metro.

Julio Cortázar - Rayuela


Hoy, como ayer, me veo con ganas de sumarme a esos festejos o celebraciones en las que la gente participa más por la inercia de la tradición que te hace sentir un poco como obligado, en este caso a comprar un libro o una rosa, o todavía mejor, las dos cosas, ¿por qué no?
Y en un día en el que se trata en cierto modo de una fiesta del libro, de las palabras, de la literatura, de la cultura, a mi no se me ocurrió nada mejor que usar las líneas con las que mi querido y admirado y cada vez más Julio Cortázar se decidió a iniciar esta enorme rapsodia alegórica, tan suave, tan dulce, tan magistralmente. No publiqué todo el capítulo porque pensé que iba a resultar un poco largo pero en serio, no les descubro nada si les digo que merece la pena seguir rociándose de esta fragancia de sentimientos como de habano, mate, jazz y agua de rosas.
Disfrútenlo no merecen otra cosa.

PD: No puedo dejar de acordarme en un día como hoy de William Shakespeare y sobre todo de Miguel de Cervantes, aunque sólo sea por haberme iniciado en este fascinante mundo de la literatura con su Quijote, y por un patriotismo justificado, es que soy español saben.
Y ahora que me acuerdo quiero acordarme también, de una profesora de literatura que un día tuve y que me descubrió sin ella saberlo esta maravilla y tantas cosas más, y que tras tantos años y páginas amarillentas y todavía sin ella saberlo sigue enseñándome desde la distancia, todavía sigue siendo mi profesora.

El Puerto de Santa María, a 23 de Abril de 2008.

martes, 22 de abril de 2008

Earth Day


"Earth Song"

What about sunrise
What about rain
What about all the things
That you said we were to gain...
What about killing fields
Is there a time
What about all the things
That you said was yours and mine...
Did you ever stop to notice
All the blood we've shed before
Did you ever stop to notice
The crying Earth the weeping shores?

Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah
Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah

What have we done to the world
Look what we've done
What about all the peace
That you pledge your only son...
What about flowering fields
Is there a time
What about all the dreams
That you said was yours and mine...
Did you ever stop to notice
All the children dead from war
Did you ever stop to notice
The crying Earth the weeping shores

Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah
Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah

I used to dream
I used to glance beyond the stars
Now I don't know where we are
Although I know we've drifted far

Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah
Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah
Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah
Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah

Hey, what about yesterday
(What about us)
What about the seas
(What about us)
The heavens are falling down
(What about us)
I can't even breathe
(What about us)
What about apathy
(What about us)
I need you
(What about us)
What about nature's worth
(ooo, ooo)
It's our planet's womb
(What about us)
What about animals
(What about it)
We've turned kingdoms to dust
(What about us)
What about elephants
(What about us)
Have we lost their trust
(What about us)
What about crying whales
(What about us)
We're ravaging the seas
(What about us)
What about forest trails
(ooo, ooo)
Burnt despite our pleas
(What about us)
What about the holy land
(What about it)
Torn apart by creed
(What about us)
What about the common man
(What about us)
Can't we set him free
(What about us)
What about children dying
(What about us)
Can't you hear them cry
(What about us)
Where did we go wrong
(ooo, ooo)
Someone tell me why
(What about us)
What about babies
(What about it)
What about the days
(What about us)
What about all their joy
(What about us)
What about the man
(What about us)
What about the crying man
(What about us)
What about Abraham
(What was us)
What about death again
(ooo, ooo)
Do we give a damn

Aaaaaaaaah Aaaaaaaaah

Michael Jackson



Hoy, día 22 de Abril es el día que internacionalmente se usa como excusa para acordarse de nuestro planeta, Earth Day se le llama y aunque estas causas no son desgraciadamente abarcables ni solucionables en el transcurso de unas insuficientes veinticuatro horas, yo me sumo a la reivindicación con la esperanza, aunque no gran convicción de que nos sirva para prolongarse en nuestras vidas, no soy fatalista, ni mucho menos derrotista, no me uno a los emisarios del desafuero pero está claro que debemos y tenemos que hacer más, las grandes cabezas o cabezas garndes que pretenden representarnos y más aún guiarnos no lo harán por nosotros, aún estamos a tiempo...




Madre Tierra - Macaco
http://es.youtube.com/watch?v=7S3H_Zymqcg&feature=related



El Puerto de Santa María, a 22 de Abril de 2008.


viernes, 18 de abril de 2008




A VECES


A veces soy tormenta de verano
A veces dejo todo mi mundo en sus manos
Y a veces soledad

A veces soy río anhelando su mar
A veces sonrío olvidando todos mis problemas
Y a veces quiero jugar

Y hay tantas cosas que me importan
Y otras que olvidé a toda costa
Muchas verdades que aun me cuesta mencionar

Cuando mi mundo se convierte en una noria…
Cada segundo es una historia
Qué me importara ya el qué dirán
No saben como soy
Yo soy como soy….

A veces quiero ser un vagabundo
A veces necesito que me quiera todo el mundo
Y a veces quiero más

A veces me desnudo sin temor al amor
A veces me oculto tras una armadura de hierro
Y a veces provoco dolor

Y hay tantas cosas en mi memoria
Momentos de pena y de victoria
Muchas mentiras que aun retengo en soledad

Cuando mi mundo se convierte en una noria…
Cada segundo es una historia
Qué me importara ya el qué dirán
No saben como soy
Yo soy como soy….

Beth Rodergas - A veces (My own way home)


El Puerto de Santa María, a 18 de Abril de 2008.

Un día normal




Cada vez que podía pasaba por la acera de enfrente al colegio al que iba todos los lunes y miércoles a estudiar, así era él, tenía que hacer esa especie de tontería inevitable. No importaba, realmente no importaba las excusas que tuviera que poner, los kilómetros que necesitara recorrer o las sensaciones que dejara entre los que advirtieran sus maniobras porque estaba todo perfectamente urdido.

Un día cualquiera uno de repente sentía que tuvo poco, que con sus afelpados documentos oníricos no tenía bastante ya, y precisaba de refrescar sus pensamientos permanentes de sus cosas con un nuevo regalo para sus sentidos, algo que se agradecería debidamente por retina, por tímpano, por yunque, por martillo, por estribo y que debía ser un paso más para acercarse desde uno mismo sin moverse de donde estaba a ese preciso rincón de tu almohada, tener tu mano más cerca, que tengas más cerca mi mano, sentir que así es.


Entonces allí parado, o no totalmente parado por aquello de que aún había gente por allí y no se quería parecer tonto por completo, esperaba con ansia y gran concentración el momento en que se hiciera la luz, en que cruzara la pasarela, pareciera que hasta el canto de los pájaros que no había, el rugir de motores de coches que no pasaron, la luz de las farolas que allí no alumbraban le hacían el pasillo, se echaban a un lado, le tendían la alfombra roja para que ella la pisara con inocencia, con toda la inconsciente naturalidad de quien pareciera ser la única en no conocer la ceremonia, o tal vez sería que era él el único en advertirla.

En cualquier modo, ese era el momento del relámpago, la señal que había esperado pacientemente impaciente, no tenía ya tiempo de pensar, ni siquiera de arrepentirse, era muy sencillo en realidad, toda la labor era pasar, sí sólo eso seguir la acera hacia adelante midiendo, eso sí, el ritmo para no llegar tan tarde que se fuera ni tan pronto que me fuera yo. Y ahora sí cruzar por su lado, pasar por delante, ese pequeño instante tan grande para él, ese momento de volver tu mirada hacia la suya y sentir que te vio y puso cara de asombro, pero asombro contento, no asombro asustado, ni contrariado, ni enojado, ni de ningún otro tipo y entonces él poner cara como de ¿hombre, pero cómo tú por aquí?, y levantar su mano a través de la luna de su coche y él corresponderle de igual modo, y regalarme su sonrisa y sus astros y por un solo instante, antes de con tristeza y alegría tener que volver a mirar hacia adelante mientras oía el sonido del motor que la llevaba de a poco a su destino, y seguir su rastro hasta perderlo como a una estrella fugaz, para quizás por última vez, quién sabe, quién puede saber, ver el cielo estrellado entre cristales y moléculas de aire, qué dulce constelación.




El Puerto de Santa María, a 18 de Abril de 2008.



lunes, 7 de abril de 2008

Río abajo






Río abajo corre el agua
rio abajo, rumbo al mar
desde el puente
veo el agua del río pasar y pasar
miro abajo y río
de verme pensar :
que yo soy el agua
y tu la ley de gravedad
la vida es larga y yo voy a seguir
camino de tus brazos
si el río corre, no puede más que ir
río abajo
río abajo, y vamos,
que la vida es un tobogán
duele menos soltar la baranda
y dejarse llevar
como el agua del río
camino del mar
y es que yo, soy de hierro
cuando tu eres un imán
el agua da rodeos y al fin termina
siempre por abrirse paso
vendrás, tarde o temprano hasta mí,
yo sé,
yo soy tu mar y tu vas río abajo.



Río Abajo (La Edad del Cielo) - Jorge Drexler



En realidad, no me siento en este momento con capacidad, ni ánimo para añadir nada más a lo que "el doctorsito de Montevideo" dice ya en esta canción que ya había escuchado alguna que otra vez pero aunque he de suponer que la voz de Jorge la canta siempre igual dentro de su disco, anoche mientras la escuchaba de repente yo la oí diferente. Simplemente, sencillamente dulcemente diferente, un acomodamiento de melodías debajo de la almohada de sentimientos y plumas, sin más que decir que lo que dice. Tan solo puedo pedir que mientras se lea se escuche, merece la pena. Aunque tal vez no os provoque y evoque lo que a mí , eso no puede saberse, ni se sabrá.

El Puerto de Santa María, a 7 de Abril de 2008.