sábado, 7 de febrero de 2009

Un paseo para recordar

Una ostra nos da una preciosa perla, más preciosa por la perla que por la ostra, sin embargo la ostra nunca llegamos a conocerla, junto a la perla siempre un conjunto de lenguas diferentes que no tienen mayores problemas en entenderse y que inconscientemente van cediendo con profundo placer protagonismo a las sonrisas que les envuelven, sonrisas que iluminan mis ojos ardientes más allá de lo explicable, entonces las manos se entremezclan y se guían sin tocarse, y unas compras parten los caminos, evitan el final feliz, see you guys later, ropa de sport contra traje y corbata, pero corbata no hay con lo que hay que ir a buscarla, cuesta arriba continua el diálogo con una botella de champán, buenas intenciones aporrean de lejos mis puertas y me mantienen en la duda de ser o no ser, esa es la cuestión, entonces un apretón de manos sella la excursión, pero todo buen fruto de locura y esclavo de su sagacidad, apura la estrategia hasta que más no puede, profesora con su hija, mensaje de avistamiento, confirmación de amistad, requerimiento de coordenadas, pero tras intentar fallidamente descargar de peso del cuerpo, uno acude a los últimos desesperados intentos de recuperación, pero el tiempo y el cansancio apremian, la lluvia realiza su aparición estelar y las llamadas furtivas me despojan de mi oportunidad, la última tal vez mientras bajo el agua y la presión todavía en carrera, el Sport me resta un euro y un par de minutos y la carrera desde la avenida del ejército hasta el Citroën AX es extenuante y triste, sin aliento y sin palabras veo como se desvanece cualquier esperanza cuando la estación está a unos segundos pero entonces, un giro de volante me desconcierta, en efecto no todo está perdido, veinte minutos de ideas y artimañas para intentar asaltar la fortaleza de mi cobardía no son suficientes, y tras las puerta del segundo b sentado en el sofá la amarga aceptación de que otra vez será, lost and insecure you found me y mi madre sube con las bolsas de la compra y la noticia de que mi padre se va, una estufa encendida toda la noche, una nueva esperanza que tras un café y un bocadillo de cavilaciones acabaría en el mismo contenedor de siempre por la misma razón de siempre, ya no quedaba más que contemplar con desesperación, decepcionado y triste un móvil casi sin batería y sin señales de que la movilidad se sumara en nombre a la telefonía, para acabar finalmente reconociendo la estupidez disfrazada con un par de excusas ininteligibles delante de una máquina expendedora de coffee and candies con la sencillez y la naturalidad de quien dice las cosas de verdad.

2 comentarios:

Maga dijo...

...me dio la impresión de aquellas imágenes que comienzan de lo específico para terminar en lo general y empezar de nuevo el ciclo.
Estoy de vuelta para leer tus siempre interesantes publicaciones.
Saludos.
Adiós (por el momento [que no será tan largo como el anterior])

Maga dijo...

...lo había olvidado, ¿qué sabes del nuevo libro de Cortázar con material inédito?. Nosostros y nosotras aquí sólo sabemos que pronto lo lanzará la editorial Alfaguara, pero aún no hay fecha.
Estamos hablando.
Un beso.
Adiós